A poco de andar por la ciudad, leyendo los diarios, las carteleras y viendo algún noticiero en la TV local, nos sorprende comprobar la gran cantidad de actividades artísticas, deportivas y socio-culturales que ofrece la Ciudad de La Rioja.

Escribe Camilo Matta


Parroquias, clubes, centros vecinales, escuelas y colegios, parques y paseos suelen ser los lugares más frecuentados por la población de todas las edades que se congrega y se organiza para jugar al básquet, al fútbol, hacer patinaje artístico, talleres para la tercera edad, catequesis, manualidades, cursos de la más variada índole, ensayos de orquestas y coros, de teatro infantil, etc.

 Hasta aquí la de cal, lo positivo de una comunidad que manifiesta interés y empeño en participar e interactuar intensamente en el quehacer social, deportivo y cultural.

La de…. harina, es que ensayamos, jugamos, entrenamos y/o aprendemos con más entusiasmo que rigor y aplicación porque, salvo honrosas excepciones, desarrollamos estas actividades en lugares y ámbitos deficientes y poco adecuados; canchas sin riego ni drenajes que van de páramos sin césped a pantanos intransitables; centros socio culturales y deportivos donde llueve más adentro que afuera; salones y aulas donde ensayan elencos oficiales y privados, sin calefacción ni aire acondicionado, en lugares e instituciones sin la infraestructura ni el equipamiento necesarios para optimizar los esfuerzos, ni cosechar los resultados deseables y deseados.

¡Qué grande es el atraso y el déficit que observamos en esta materia si nos comparamos con otras ciudades de nuestra región, el país y el mundo! Muchas de estas ciudades de similar tamaño o aún más pequeñas que La Rioja, donde clubes, teatros, centros comerciales y culturales, plazas, parques y paseos, cuentan desde su concepción arquitectónica, con buenos accesos peatonales, playas de estacionamiento, rampas para discapacitados, vestuarios, duchas, camarines, depósitos, bodegas, entradas y puertos para camiones y descarga de materiales y obras de arte.

Desde el comienzo y antes de su puesta en funcionamiento, en estos lugares el público concurrente y/o espectador debiera disfrutar de cartelería clara y oficina de información, lugares de tránsito y escenarios bien iluminados, tratamiento acústico de afuera hacia adentro y de adentro hacia afuera, para que no sea una tortura el ruido ambiente y puedan convivir dos o más actividades simultáneamente en los espacios de usos múltiples. ¡Qué diferencia entre esto y la realidad a la que nos tienen acostumbrados!

Si al momento de su inauguración lugares como el Teatro Provincial Víctor María Cáceres, el Polideportivo Carlos Saúl Menem, el Paseo Cultural Pedro Ignacio de Castro Barros o la terminal de ómnibus se mostraban nuevos, limpios y prolijos, en poco tiempo observamos su falta de mantenimiento. Esto nos lleva a pensar que las partidas presupuestarias destinadas a tal efecto mermaron, se discontinuaron, desaparecieron o nunca estuvieron previstas.

Esto en el mejor de los casos, porque si somos mal pensados, como ciudadanos tenemos derecho a sospechar que no siempre se gastan adecuadamente y alguien malversa esos fondos para tapar otros baches…

Cada dos y cuatro años los ciudadanos votamos sobre la posibilidad de que un nuevo staff de gobernantes, mejore nuestra calidad de vida; por lo menos en este aspecto han demostrado ser ineficientes e incapaces.