Soy parte de una de las muchas reuniones que hacemos para dar forma a la quinta edición de “Noche de Arte en Cortocircuito”. No puedo no detenerme y reflexionar.


Depende el día somos entre 10-15 personas que después de una jornada laboral ajena o cercana al arte nos reunimos con un solo fin: compartir con la comunidad lo que se produce en artes visuales en la Ciudad de la Rioja. Más allá de la inutilidad que el arte persé posee, evidentemente existe algo fuerte y amoroso, una pasión que permite un trabajo en equipo donde las individualidades se dejan completamente de lado.

La particularidad de “nuestra” Noche de Arte es que no es una noche de museos, ni una noche de galerías, es una noche con todos los agentes de arte locales. Y allí estamos juntos pero no revueltos el Museo de bellas Artes MOC, el Museo de la Ciudad, la Secretaría de Cultura, el ISAC, La UNLaR, El espacio de la Legislatura Provincial, Las Bibliotecas Marcelino Reyes y Mariano Moreno, La Fundación OSDE, La Cooperativa Voces, el Colegio de Arquitectos, un montón de entusiastas sin espacio propio dispuestos a colaborar en el armado y curaduría de una feria de arte , un grupo de alumnos del profesorado que oficiarán de guías en las combis para el ocasional público y Yo por Un Muro. ¿Hicimos muchas cosas mal? SEGURO! Pero hicimos muchas cosas bien también y nunca abandonamos nuestro entusiasmo. La crisis que atravesamos en el país postergó un poco la organización del evento, pero una vez comprometidos, no descansamos.

Creo, nada objetivamente, que quienes hicieron los recorridos planteados desde la organización, tuvieron una idea clara y completa de que es lo que está pasando con las producciones locales de arte. El Cortocircuito con el que tímidamente comenzamos en 2014 se vio ampliado, doce espacios, dos circuitos A y B. 

Entre los problemas más notorios que se tratarán en las reuniones de evaluación del evento, está en la necesidad de gestionar más combis. Contamos solo con dos combis que transportaban a la gente interesada de un espacio a otro gratuitamente, de una propuesta a otra, con guías entrenados. No fueron suficientes…Mucho más gente que otros años, mucho más gente que se quedó sin poder hacer los recorridos. El tiempo de 20:00 a 24:00 hs no podemos ampliarlo ya que no todos los espacios disponen del personal necesario, si podemos hacer al menos dos noches. La interacción con los artistas y curadores fue un plus que debemos capitalizar.

El interés, pese a los tiempos en comprar un trabajo original, fue conmovedor.

La Feria de arte “La Gran Barata” que funcionó en el patio del Museo de la Ciudad contó con obras accesibles (de hasta $1.000 pesos de valor) de artistas no solo provinciales, sino también de otras provincias que sin estar contemplado, mandaron sus trabajos. Eso habla sin dudas de que el evento está ya instalado en la sociedad. Los encargados de la feria hicieron un trabajo increíble en tiempo record, curaduría, montaje y gestionaron ventas. Además de ofrecer una rifa en la que sorteaba obras que generosamente habían sido donadas. El cierre a partir de la medianoche en el MOC hizo que todos los involucrados podamos encontrarnos, pese a que todo el tiempo estábamos conectados por las redes, siguiendo el minuto a minuto.

Contra molinos y gigantes el arte sigue dando batalla. No creo que haya que buscar explicaciones, creo que solamente debemos festejarlo. En la nota anterior para “Puente Alado” citando a Justo Pastor Mellado hablaba de la necesidad de un grado de institucionalización de relaciones entre los diversos agentes para la producción de una escena. De la decisión política de armar un plan. De que con la sola presencia de los artistas no alcanzaba, que se necesitaba de todos los agentes. Noche de arte sin dudas colabora en esta compleja construcción.
Volviendo tarde a casa, muy cansado por todo el esfuerzo, luego de ese cierre muy parecido a una fiesta en el MOC, se me vino a la cabeza una canción con la que Enrique Pinti cerraba su espectáculo “Salsa Criolla” y por las veredas vacías la iba tarareando:

… Pasan los años, pasan los gobiernos, los radicales, los peronistas, pasan veranos, pasan inviernos. Quedan los artistas… Pasan los mecenas, pasan los censores, pasan hipócritas y moralistas, tiempos peores, tiempos mejores. Quedan los artistas…