A veces me pregunto en estos tiempos donde hay tantas posibilidades de cursar carreras artísticas, clínicas, hacer residencias, asistir a encuentros de artistas, y si hay tanto movimiento artístico en el aire, ¿por qué nuestros jóvenes participan tan poco?.

Escribe Diana Guzmán – PUENTE ALADO


Las preguntas son muchas más: ¿Realmente les damos lugar? ¿Brindamos las condiciones necesarias para que pierdan el miedo a aplicar para una residencia, para una clínica o un salón? ¿Los ayudamos a vencer las barreras impuestas por una sociedad aún con rasgos conservadores y pacatos frente al arte emergente, neo-conceptual, contemporáneo? O más bien ¿se las hacemos más difíciles de jodidos que somos?

No sé si voy a responder todos estos interrogantes, me centraré en algunos para ver sobre todo si conseguimos al menos activar para lograr de una buena vez que se realice y promulgue la ley provincial de mecenazgo artístico.
Ahora bien, comenzaré comentando cómo se organizó el Estado nacional, a mediados del siglo pasado.

El Fondo Nacional de las Artes (FNA), creado mediante la ley 1224/58, es un ente autárquico encargado de generar las condiciones económicas necesarias para la expansión del arte y la cultura en el país, a través de la ayuda económica a las distintas actividades artísticas.

Fue fundado en 1958 para promover y fomentar la creación artística en todas sus disciplinas tanto a nivel individual como grupal; también tiene como propósito asistir a la preservación del patrimonio artístico de las distintas regiones del país. Se trata de un verdadero Banco Nacional de las Artes. Siendo pionero a nivel mundial en su formato. Continúa apoyando económicamente a través de subsidios, becas, préstamos, concursos, fondo editorial, a las producciones artísticas para artistas de todas las edades y los rincones de nuestro país. En otro momento sería bueno generar un debate acerca de lo federal de las decisiones en los premios y demás dispositivos de este ente; ya que como muchas de las posibilidades artísticas se concentran más en Ciudad Autónoma que en el resto del país.

Pero lo que quisiera plantear en esta nota, como riojana, artista y docente, es la posibilidad de que el Estado provincial genere diferentes dispositivos parecidos a los que articula el FNA para ayudar a los más jóvenes sobre todo.

Es cierto que contamos con la ley del disco, del libro, el salón regional de pintura, y otros dispositivos que sirven y mucho para solventar la producción artística provincial, en caso de que decidas romper las barreras burocráticas. Pero hace falta más, y sobre todo para los que recién comienzan.

Los jóvenes artistas o aquellos que recién comienzan, para hacer una muestra deben contar con un apoyo financiero sin el que no podrían hacer absolutamente nada. Una muestra en artes visuales, por ejemplo, demanda una cantidad de material, un catálogo, pagar los honorarios de un curador, en caso que este no realice un texto pagar por el texto, aprovechar todo ese montaje con su diseño para hacer circular la obra por otros lugares dentro y/o fuera de la provincia, y esto demanda un costo de transporte.

Todo eso está dentro de los gastos (inversión –prefiero este término-) más visibles de una muestra. No es que los más viejos tiremos manteca al techo, también requerimos de mecenazgos y/o esponsoreo para nuestras producciones, de otro modo, en otra escala; por ejemplo implementando la ley de mecenazgo que obliga a los edificios públicos y privados a adquirir y exhibir obra de artistas riojanos.

A lo mejor esta nota sirva al menos para que algún legislador y/o funcionario riojano averigüe, investigue, se asesore y haga algo por los artistas riojanos, por los más jóvenes y por el resto.

El Estado debe garantizar la producción y circulación artística, cultural de su pueblo. Es eso lo que nos va a permitir crecer artística e intelectualmente y trascender como provincia. Todos debiéramos trabajar en pos de un objetivo común que es ver a La Rioja creciendo y expandiéndose con sus complejidades culturales, políticas, sociales, económicas; pero es el Estado el responsable de implementar los mecanismos de ese desarrollo.

Y todos nosotros, artistas y/o docente, generar charlas, diálogos y asesoramiento al alcance de todos estos jóvenes para que se animen a lanzarse a la vida como artistas y romper las barreras de la timidez, la inseguridad profesional, intelectual y burocrática.